13 noviembre 2010

La importancia a la hora de tomar una decisión


A veces tomamos decisiones sin más, no pensamos en las consecuencias porque en nuestra mente y nuestro corazón sólo mandan el ahora o nunca.

A veces pensamos y recapacitamos durante horas, días, semanas, incluso meses qué hacer con ese dilema que nos agobia y que no sale de nuestra cabeza y que no nos deja pensar en las demás cosas con claridad. Es como un run run que siempre está ahí, como si estuvieramos en la playa y escuchásemos constantemente el romper de las olas antes de llegar a la orilla.

El problema llega cuando después de tomar la decisión que creemos acertada, nos empezamos a dar cuenta de que todo no estaba tan claro como creíamos y queremos volver atrás. ¿Qué hacer en ese momento? ¿Cuándo podemos estar seguros de que habrá una segunda oportunidad?

Cada decisión que tomamos nos lleva irrevocablemente hacia un destino que, queramos o no, decidimos nosotros mismos.

Esto me recuerda a aquellos libros de aventuras que leía en mi infancia en los que después de cada capitulo tu decidías el camino que seguían los protagonistas:

"Si quieres que Peter tome el camino del laberinto que tiene a su derecha pasa a la página 54. Si quieres que Peter siga por el camino de la izquierda ve a la página 102"....

El resultado al final es el mismo, tomar una decisión, pero al menos en el libro si no te terminaba de convencer la historia, podías dar marcha atrás y hacer que Peter cambiara de camino sin que hubiera la menor repercusión...

05 noviembre 2010

COMUNICACION!!!!


Hablar, hablar, hablar... nos estamos acostumbrando a decirnos las cosas escondidos detrás de sms o de emails y ya pocas cosas, por no decir ninguna se dicen a la cara acompañados por una taza de café, mirandonos a los ojos y sintiendo la presencia del otro.

Que fácil es escribir en un teclado lo que pensamos, sentimos... sin ver en la cara de nuestro interlocutor, sin sentirnos culpables por nuestras palabras.

La frialdad de decir en un mensaje todo lo que queramos sin temor a réplicas ni remordimientos, sin que los ojos del otro se claven en los nuestros... Eso siempre ha sido señal de cobardía... (y el que se dé por aludido que busque en su conciencia).

Yo seguiré intentando hablar las cosas de tú a tú, compartiendo un café, sintiendo la presencia del otro, viendo sus reacciones, incluso cuando sea lo más difícil y duro que nunca me haya tocado decir...

...Quién quiera acompañarme ya sabe lo que tiene que hacer.

04 noviembre 2010

A veces la almohada no es buena consejera


Aquí estoy, a las 3 menos cuarto de la mañana sin poder dormir, dándole vueltas en mi cabeza en cuál debe ser mi siguiente paso... en si debo esperar a estar más segura o lanzarme y que sea lo que Dios quiera.

Cuando tomas una decisión y estás realmente convencida de ella, aunque en tu corazón o en tu cabeza haya una mínima duda te sientes orgullosa de haberla tomado, sobre todo si al día siguiente tus pensamientos siguen siendo los mismos, es como si te sintieras liberado de una gran carga.

Pero qué dificil es cuando todo es inseguridad, cuando quieres hacer algo pero no sabes hacía dónde te deparará la decisión que tomes, o de cómo afectará a las personas que están a tu alrededor o que realmente son partícipes, aún sin saberlo, de tus pensamientos.

Y aquí estoy hecha un lío, dándome cuenta de que a veces cometemos fallos que creemos serán fáciles de solucionar, pero que llegado el momento se hacen una montaña en nuestra cabeza.

Por un lado pienso: ¿Y si lo que quiero no es lo que quiere la otra persona? ¿y si perdi toda oportunidad con mi anterior decisión? ¿y si quedo como una tonta después de hacer mi propuesta?

Pero por otro lado esta: ¿Y si dejo pasar la oportunidad? ¿Y si lo que estan esperando es que cambie de idea?...

Que complicado lo hacemos todo!!!!

Cuando hago algo que puede afectar a más personas intento ser muy cauta, no me gusta jugar con los sentimientos de la gente. Pero ahora los que están en juego son los míos propios y es cuándo más dificil se me hace saber qué debo hacer...

Si al menos tuviera una señal, algo que me hiciera ver por dónde debo tirar...