21 junio 2010

...Ni la llaga descarnada de tus manos...


Aunque fuera un tronco seco,

deforme, oscuro, podrido,
ese leño dolorido
de tu rostro nazareno.
Aunque nada humano al menos
quedara ya en la madera,
ni tus ojos parecieran
capaces de tu mirada,
ni la llaga descarnada
de tus manos, manos fuera,
ni las espinas hirieran
tu sien de miel traspasada;
aunque ya no hubiera nada
de misterio o de dolor,
ni de hombre ni de Dios
en en leño de tu cara,
en lo poco que quedara
vendría a rezarte también
mi Señor del GRAN PODER,
carne de Dios sevillana.

Pregón José María Rubio Rubio 1991

No hay comentarios: