A Sevilla le echo los requiebros
que te echo a ti. Se ríen,
mirándola, estos ojos que se ríen
cuando te miran.
Me parece
que, como tú, llena ella el mundo,
tan pequeño y tan májico con ella, digo,
contigo tan inmenso,
tan vacío sin ti, digo, sin ella!
¡Sevilla, ciudad tuya,
ciudad mía!
Sevilla ya huele a primavera, a pesar de este invierno lluvioso, el sol de estos últimos días nos ha dejado el más preciosos de los regalos.

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